A mi hermano Leovanis Farías

Debo hacer público el agradecimiento a este hermano en Cristo que me invita a conocer a las tribus en donde predicó el hermano Bruce Olson, algunas de ellas Motilonas y otras cercanas que también visitó.

No dudo que no faltará oportunidad para pegarme una vuelta por la selva de Venezuela y conocer a esos hermanos en el Señor.

Mi respeto por el hermano Bruce Olson, nació con la lectura de su libro “Por esta cruz te mataré” publicado por Editorial Vida hace muuuuuuuchos años.

Posteriormente (y actualmente) sé que el hermano Bruce sigue trabajando, no quizá en forma presencial ya, (por inconvenientes que debió soportar con la guerrilla colombiana) sino desde fuera, pero proveyendo un respaldo para los hermanos que desean aprender, seguir estudios y capacitarse para evitar que los engañadores no se apoderen de sus tierras.

La historia es bastante larga (ya la he comentado en varios posts de este mismo sitio) por lo que les invito a leerla.

Sólo quería agradecer esta invitación que me honra como cristiano, y ya quisiera estar llegando para abrazarme con estos hermanos de las diversas tribus que me menciona mi hermano Leovanis Farías, como Bakugbari, Saimadoyi, Iquicarora, Boksi, Bachichida y otras comunidades en donde también vivió y trabajó muchos años Bruce Olson.

Los relatos de dichas experiencias han sido un desafío para las misiones en todo el mundo, dado que Bruce Olson siempre buscó no romper las tradiciones de las tribus que visitaba, sino preservarlas y respetarlas.

Era gracioso leer cuando algunos indios optaban por no asisitir a las iglesias de los misioneros porque decían: “¿Cómo puede habitar Dios en una iglesia cuadrada? ¿Acaso Dios tiene límites? Dios habita en espacios circulares, sin límites, como nuestras chozas…”

Además, estos indios veían a los “indios convertidos”vestidos a la cultura “americana” con traje y corbata, abandonando la cultura propia de sus pueblos, y no podían comprender la necesidad (impuesta por los grupos misioneros) de hacer esos cambios tan extraños para ser recibidos por Dios.

Bruce Olson fue el misionero que tomó nota de estos detalles y permitió el crecimiento sanitario y social más importante en medio de una tribu de caníbales internada en la selva, de donde sólo se salía en forma de esqueleto hasta que Dios envió un humilde y obediente joven que supo escuchar a Dios antes que poner en marcha el “avasallamiento evangélico” que se acostumbraba y que aún hoy existe (lamentablemente).

La razón de este post, es simplemente para agradecer al hermano Leovanis Farías sus comentarios (puede leerlos aquí) e invitación y compartirles estas historias.

Que el Señor les bendiga.

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